lunes, 17 de diciembre de 2012

Edgar Ceballos Nah on ¿Cuál es tu opinión sobre la Educación Activa?

En la publicación anterior concluyo mencionando que
me parece válido el planteamiento del sistema de Educación Activa, sin embargo desconozco los resultados en su
aplicación práctica. Me gustaría extender mis comentarios al respecto.

En mi opinión, el sistema escolar es un complemento a
la educación en el hogar y lo aprendido como producto de las relaciones
sociales del individuo. Sería una postura reduccionista, desde mi punto de
vista, considerar que los defectos y/o virtudes de una estructura escolar sean
los únicos responsables en la formación de las personas. Sin duda son
determinantes y merecen un constante cuestionamiento y actualización, pero el
desarrollo individual y social son ampliamente más complejos.

Concentrando la presente reflexión en torno a la Educación Activa aplicada al nivel
universitario en México, me parece importante destacar algunas virtudes del
sistema anteriormente mencionado. El contexto general de la cultura occidental
contemporánea dista completamente de las condiciones sociales y culturales del
medievo europeo donde se origina el sistema catedrático de impartición
educativa de nivel superior adoptado en nuestro país. Partiendo de esto,
comparto el cuestionamiento a la educación escolar tradicional y defiendo la
idea de enfocar la asimilación de conocimiento individual de una manera activa
y no pasiva.

En la sociedad contemporánea de principios del siglo
XXI, la generalidad indica que los jóvenes estamos acostumbrados a una
recepción pasiva de estímulos externos, incluyendo al conocimiento recibido en
las universidades. Ante la intensidad e inmediatez de estímulos recibidos por
los medios y la tecnología, pueden resultar poco efectivas las estrategias
convencionales de impartición educativa. En ese sentido, opino que las estrategias
planteadas por el sistema de Educación
Activa, que impulsan una postura
de cuestionamiento y esfuerzo intelectual del alumno, fomentan de manera
positiva una actitud creativa definitiva para la verdadera construcción del
sujeto en términos humanos.

Por otro lado, opino que existe cierto grado de
vulnerabilidad y fragilidad en la aplicación práctica de las teorías que
sustentan a la Educación Activa. A lo
que me refiero es al nivel de responsabilidad de ambas partes, por un lado los
alumnos y por el otro el profesor, al momento de emprender actividades
educativas en conjunto que, potencialmente podrían resultar muy eficientes,
pero también obsoletas.

Como ejemplo práctico puede funcionar la dinámica que
se da en los métodos educativos para la formación profesional de arquitectos en
México. Desafortunadamente, la Arquitectura da pie al desarrollo de un ego
sensible a ser perjudicado por los demás. Si los agentes protagonistas de las
dinámicas de formación profesional, es decir el maestro o el alumno, ponen su
ego de por medio en las actividades compartidas en el salón de clases, la
efectividad de la enseñanza y aprendizaje se verá gravemente perjudicada.

La estructura del ego, entendido como una serie de
procesos mentales compulsivos y condicionados de los cuales normalmente no
somos concientes y que conforman en gran medida nuestra concepción del mundo y
de nosotros mismos, consiste en la identificación de la persona con conceptos
mentales de las cosas. Dicha identificación “hace personal” cualquier relación del
individuo con el mundo, lo que genera una actitud defensiva. El ego se compara
constantemente con los demás tratando de encontrar superioridad. [1]

Bajo estas condiciones, puede dificultarse la
relación entre el profesor y el alumno, obstaculizando el potencial de
aprendizaje y convirtiendo a la relación en una lucha por defender la
superioridad sobre el otro.

Como conclusión opino que los planteamientos de la Educación Activa pueden funcionar como
base para sistemas más evolucionados de impartición educativa, pero que en su concepción
original son limitados para la aplicación en la formación profesional de nivel
superior.

[1] Tolle,
Eckhart. Eine Neue Erde. Bewusstseinssprung anstelle von Selbstzerstörung.
Goldmann Arkana. München, 2005.

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