martes, 19 de febrero de 2013

Historias de planta baja: vivir bajo una lluvia de basura

Desde preservativos, tangas y colillas, hasta planchas o macetas, son los objetos que reciben los vecinos en sus patios; las alternativas legales para paliar conflictos que revelan problemas de convivencia.

Dos años duró el juicio. Alejandra Domínguez y su marido un día se hartaron de la lluvia de agua con lavandina, hojas de árboles, colillas y llaveros que caían desde otros pisos a su planta baja y decidieron montar un techo fijo en el patio. Ya habían probado con un toldo rebatible que los cigarrillos encendidos lo dejaron como un colador. “Los vecinos nunca se hacían cargo de las cosas que tiraban, intentamos hablar varias veces, en las reuniones de consorcio también llevábamos el tema pero nunca se interesaron“, cuenta Alejandra. Cuando instalaron el techo sí se interesaron: “Nos dijeron que íbamos a ganar una habitación más y que no correspondía”.

Este conflicto terminó en la Justicia con un fallo en contra de la familia de Domínguez que, con tres hijos pequeños, no tuvo la oportunidad de presentar pruebas de los objetos que le caían a su patio. “Compramos acá hace quince años pero cada vez es peor, como si les importara cada vez menos respetar nuestro espacio; si pudiéramos nos iríamos porque ahora con los vecinos nos ignoramos”.

El problema que padecen los propietarios o inquilinos de departamentos con un patio es histórico y generalmente se repite: la caída frecuente de objetos desde los pisos superiores. La presidenta de la Fundación Liga del Consorcista de la Propiedad Horizontal, Victoria Loisi, señala que los conflictos generados por este tipo de conductas de los vecinos son una constante y que se replican en todos los barrios, más allá del nivel socio económico.

“Es un problema originado en la falta de educación de los ocupantes del edificio, en los que la gente arroja por la ventana objetos sin consideración alguna hacia el vecino”, dice Loisi y agrega: “Esto compromete la convivencia en ámbitos en los que una persona se ve obligada a compartir espacios con otros”.

De los testimonios recogidos por LA NACION entre quienes disponen de un patio, la lista de objetos incluye desde papeles de caramelos, cáscaras de fruta, pañales, llaves, colillas de cigarrillos, preservativos usados, repasadores, manteles, ropa interior, broches, huevos, baldazos de agua con lavandina, hasta objetos contundentes como macetas, planchas, martillos, cascotes y botellas de vidrio, entre otros.

Por Verónica Dema
Fuente: La Nacion
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